Para mañana
Chiapas, 30 años después. La policía celestial. Los vuelos de la muerte. Nation of Language, dos cowboys se ponen a cantar bajo un micrófono.
¿Ustedes también dejan para mañana lo que perfecta y tranquilamente podrían hacer hoy? ¿Ustedes también prefieren esa sensación de adrenalina que deja hacer las cosas en el límite? Quizá por eso soy periodista: me drogo con los deadlines.
Por eso, hoy, en este último día del año –en las islas oceánicas de Oceanía ya es mañana, siempre es mañana–, les dejo algunas recomendaciones para leer… mañana, o después, o nunca. En la cama, crudos, frescos, decepcionados o emocionados por 2024. O todas juntas.
Una lista de temas casi al azar pero no del todo azarosas
Ioan Grillo publica un reportaje de cómo, a 30 años de la aparición pública del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, los cárteles han invadido a Chiapas. Además, Alejandro Santos Cid sobre Lo que dice y lo que calla el EZLN en esta época turbia y difícil, como todas las que ha vivido.
El fútbol es el deporte definitivo. Es nuestro. Pero también es un nido de machismo, de represión sexual, de intolerancia radical. Andrés Burgo reseña el libro que Gonzalo Beladric, quien fuera árbitro profesional del fútbol argentino, publicó este año. Sólo nosotros, los hinchas, podemos cambiarlo:
“También lidiaba con mi homosexualidad: estaba saliendo del clóset, en puntas de pie, no fuera cosa que los pasos se escucharan en los pasillos de la Dirección de Árbitros y significaran razón suficiente para que me dieran de baja. El mensaje disciplinador no dejaba dudas: las maricas en el fútbol tienen lugar como bufones. No importa qué tan bien desempeñen su labor sobre el terreno de juego. En el fútbol, para un gay fuera del clóset le está destinada la extranjería permanente”, narra Beladrich en su libro.
Jon Fosse estuvo a punto de morir a los 7 años. La experiencia que vivió marcó para siempre –aunque no lo sabría sino décadas después– su obra, que este año fue premiada con el Nobel de Literatura. Para los que leyeron Blancura –A Shnning, en inglés–, reconocerán algunos –varios, muchos– detalles.
¿Cómo vive el nobel noruego? “Prefiero vivir de la manera más aburrida posible”, le contó a El País. “Sin ver a nadie, solo estando en casa con mi familia. En los últimos años, dedico las noches a escribir. Me levanto a las cuatro y escribo de cinco a nueve. No puedo escribir todo el rato, si lo hago me sale mal, tengo que hacer pausas para recuperar la energía, el espíritu. Pero cuando me pongo a escribir necesito como una semana seguida para ponerme a tono. Escribí Septología íntegramente en Austria, sin pisar Noruega, en sesiones de cinco a nueve de la mañana”.
Roberto Cruz Arzábal escribe en Confabulario sobre Coral Bracho, una de las poetas mexicanas mayores —no, no de edad:
La poesía de Bracho es deseante pero más que una ofrenda es un retorno. Al final del poema volvemos al inicio con la sensación incierta pero gozosa de que no hay afuera del poema porque el poema no es un objeto cerrado, ni un suceso concluido.
Mala Chatterjee escribe en Aeon sobre su brutal experiencia con la depresión. Y cómo, sin exagerar, La broma infinita de David Foster Wallace le salvó la vida. Y Valeria Tentoni publica Escenas de escritura en la Revista Santiago.
Mexicaneadas
Estefanía Camacho y Jair Ortega escriben un reportaje impresionante en la revista Gatopardo sobre “La policía celestial”. Se lee como un thriller mexicano. Deja la piel chinita:
La Policía Celestial es una agrupación cristiana que ha buscado adoctrinar a elementos de la policía de México mediante pláticas y talleres motivacionales que, en el fondo, tienen una fuerte carga religiosa. Esto lo han conseguido con el apoyo de políticos y asociaciones evangélicas, mediante acuerdos que les permiten llevar sus enseñanzas a distintos estados. Su misión es que un día todos los agentes de seguridad del país se conviertan en pastores.
La organización mexicana Tojil publicó en diciembre un reportaje donde los autores aseguran que el actual Jefe de Administración del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Javier Tapia Santoyo, y el coordinador de imagen institucional del mismo instituto, Marco Antonio Ramírez Urbina, están vinculados con una red de empresas irregulares y fantasma que ha recibido y triangulado más de tres mil 300 millones de pesos del erario provenientes de contratos del sector salud, y de instancias como las fuerzas armadas:
Lo que TOJIL prueba ahora es que Biomédica forma parte de una red de 84 compañías que se conectan entre sí por socios, apoderados, administradores, domicilios fiscales, objetos sociales y transacciones financieras. De estas empresas nueve son compañías ya declaras como fantasma por el SAT, seis empresas no están ubicables en sus domicilios, hay dos inhabilitadas y 28 tienen operaciones directas con Biomédica.
La Fábrica de Periodismo, un nuevo medio mexicano, se estrenó con una investigación sobre los vuelos de la muerte en México. En un país militarizado hasta los dientes –pun intended–, es importante recordar quiénes son, de dónde vienen, qué han hecho esas fuerzas armadas: “En cinco años (1974 y 1979) el Ejército mexicano realizó al menos 54, una operación mediante la cual cientos de mujeres y hombres que habían sido ejecutados momentos antes con un disparo en la nuca fueron lanzados al océano Pacífico, aun cuando algunas todavía vivían”.
El lado oscuro del imperio
En Estados Unidos, el panorama también es desolador con respecto a sus elecciones presidenciales. Los gringos elegirán entre “Genocide Joe” Biden, que financia con armas y dinero el genocidio israelí en Gaza, y Donald J. Trump, el fascista. Escribe Robert Kagan en el Washington Post. Escribe Jet Heer en The Nation.
Los millennials no tenemos ni casa, ni seguro médico, ni empleos estables. Por no tener, no tenemos ni hijos. Además: la gente que arruinó el internet.
Los trabajadores de las granjas lecheras de Wisconsin –la mayoría migrantes, la mayoría pertenecientes a minorías, la mayoría pobres– están muriendo “miseriosamente”. Muchas de las muertes, la mayoría, ni siquiera son investigadas. Una investigación de Maryam Jameel y Melissa Sanchez para ProPublica.
Too much, enough
Acaba el año y elegí Strange Disciple, de Nation of Language, como mi disco del año. Heaven is junkyard, de Youth Lagoon; the record, de boygenius; y The Balad of Darren, de Blur, son mis menciones honoríficas.
“I think one of then most exciting things to do is subvert expectations, but in order to do that you have to establish some sort of expectations in the first place”, dice Alex MacKay, bajista de NoL y mi persona favorita de 2023. Lo consiguieron.
Posdata. Las sesiones de Bob Dylan y Johnny Cash. Uno más legendario que el otro. 49 tracks en total. Feliz año. Y un hilo de Twitter que explica aquellas grabaciones míticas.
Felices fiestas, lectores,
Y no olvidemos ni un minuto de este año ni de los que siguen que estamos viviendo en vivo y en directo el genocidio del pueblo palestino a manos de Israel. (Cómo ayudar).
—M.