Nadie nos salvará de este naufragio
El retorno de la voz, el cambio climático es parte de nuestras vidas, The Bear, Dust, el giro a la derecha de Vargas Llosa y una historia abreviada del ocio.
Trevor Powers se llamaba Youth Lagoon antes de llamarse Trevor Powers de nuevo. En 2016 abandonó su nombre artístico para volver a casa. Su proyecto musical parecía haber finalizado. Desde entonces, había publicado un par de álbumes de música experimental. A finales de 2021, luego de tomar una medicina que le provocó una reacción devastadora, perdió –literalmente– el habla. Un cantante que no puede cantar. Powers sobrevivió ocho meses así, pasó por media docena de médicos hasta que a mediados de 2022 recuperó –en más de un sentido– su propia voz.
Entonces, Youth Lagoon volvió también. Heaven is a junkyard (algo así como El paraíso es un deshuesadero) es su cuarto disco. El primero en ocho años con ese pseudónimo.
Es, para mí, el mejor disco del año hasta ahora:
Bienvenides, lectores indómitxs,
Este mundo nuestro
Mesopotamia, la cuna de la civilización, se está secando. La devastación del lugar entre los dos ríos, que alimentaba los jardines colgantes de Babilonia, es uno de los últimos anuncios del cambio climático.
Sobre la prohibición de narcocorridos, escribe Atahualpa Espinosa en La Tempestad: “Pero esta ignorancia es un disfraz útil: su fin auténtico es ser una coartada para el ejercicio de la fuerza estatal contra sectores a los que se estigmatiza como rivales de sus votantes como son (ya se decía) las clases trabajadoras o ese otro grupo que, al menos desde hace seis décadas, ha sido a la vez caracterizado como el que más necesita salvación y el mayor riesgo al orden público, la juventud. Especialmente cuando esta última categoría se traslapa con la anterior, la de la pobreza”.
No nos importa tampoco la crítica de cine –la crítica en general– porque los estudios prefieren pagar a influencers para que hablen bien de su película. Sucede lo mismo en otras –todas– las industrias: nos comió el mercado.
«No señores. Estamos lejos del “desencantamiento” del mundo», escribe mi querido Contrarreforma en Revista Paco sobre el “capitalismo desencantado”:
Bruno Latour en algún momento dijo que en realidad nunca fuimos realmente modernos, en el sentido de que nunca fuimos realmente racionales, ni laicos, ni estuvimos emancipados de la magia fundamental que puebla el mundo. El capitalismo es, en efecto, un régimen de encantamiento. Aunque el encantamiento del nouveau regime es, como todo lo que produce, una versión torcida y perversa de aquello que copia: una represión, un desplazamiento de nuestro anhelo intrínseco de divinidad.
Ioan Grillo escribe en su blog Narco Politics sobre la paradoja de la guerra y la paz simultáneas que vive México. “No es como una zona de guerra tradicional donde los combates se limitan a determinadas zonas. No hay líneas de frente claras. Incluso las ciudades más violentas pueden parecer normales la mayor parte del tiempo. Y las ciudades más seguras pueden sufrir repentinamente una masacre espantosa. La guerra contra las drogas puede estar en todas partes y en ninguna”:
Uno de los mejores ensayistas que tenemos actualmente, Justin E.H. Smith, escribe para Harpers un brutal ensayo sobre su generación, la X:
Cinco años después experimento mi vida, la mayor parte del tiempo, como un fantasma. Veo a mi psiquiatra y trato de convencerlo de que estoy sufriendo síntomas de lo que clínicamente se conoce como “desrealización”. Me siento en casa, leo y escribo, y literalmente tengo problemas para comprender que el mundo todavía existe. A veces me pongo los auriculares y escucho música, y eso me trae de vuelta. Pero ese mundo trascendente y éste de abajo, aquel en el que este fantasma sigue habitando, no se superponen.
En este mundo de certezas rotas, Ananya Singh escribe sobre algo que siempre dimos por sentado, porque eso nos habían dicho. Reciclar plásticos es un “concepto fallido”. ¿Por qué? Por lo mismo de siempre: “Que la industria del plástico defienda la causa del reciclaje sólo ha servido para maquillar de verde la crisis del plástico y desviar la atención del problema de justicia ambiental que plantea. La narrativa del reciclaje también ha sido eficaz a la hora de trasladar la responsabilidad de abordar el problema del plástico a los individuos”.
Francisco Serratos escribe en su blog sobre las pandemias y las hambrunas del presente y del futuro, un augurio más del cambio climático.
Los ejemplos del pasado, del presente y los augurios del futuro se conjugan en nuestra época. Pero ninguno ha sido lo suficientemente convincente, al parecer, para que los Estados propongan una reinvención del sistema alimentario que ponga como meta el cuidado del planeta y el bienestar de las personas humanas y no humanas. Vivimos todavía, en este sentido, en un mundo victoriano sostenido por dos realidades a punto de colapsar: la de la desmesura y la de la escasez alimentarias. Si las sequías de finales del siglo XIX crearon lo que llamamos tercer mundo, como argumenta Davis, ¿qué tipo de sociedad surgirá ante la crisis alimentaria y climática? Lejos de acercarnos a una sitopía —del griego sitos, ‘comida’—, como lo llama Carolyn Steel, habitamos una ustopía, como lo propone Margaret Atwood, o sea, la existencia de una zona de confort sostenida con una zona de sacrificio. ¿De qué lado estamos?
Luis Arce hace una disección de los ídolos del k-pop también en La Tempestad. Me sorprendió: “En su mayoría no reciben ganancias por su trabajo sino hasta que han conquistado alucinantes alturas en cuanto a número de ventas y presentaciones. Su trabajo está precarizado hasta alcanzar la fama, son la más franca representación –quizá sólo empatada con el mundo futbolístico europeo– de la brutalidad que subyace a la lógica del esfuerzo y las metas inalcanzables”.
Y, para los nostálgicos de otras vidas, los café-internet aún existen en el mundo. En el DF –ya que andamos rememorando otros tiempos– y en Hong Kong, en Salta y en Lagos, persisten.
¿Por qué tienen un segundo aire en esta época bandas como –todos de pie– Codeine y –hacemos una alabanza– Dust? “We were not trying to make people dance, we were not trying to ‘rock’ – we were trying to make things that were beautiful”, dice Dean Wareham en The Guardian. Un gran artículo sobre la “anticatarsis” del slowcore.
Caramelosraros
William J. Broad escribe una teoría interesantísima sobre el futuro de las potencias mundiales y cómo se ha convertido en un “problema de los tres cuerpos”. Antes, EEUU y Rusia–URSS podían equilibrarse. Pero la irrupción de China le añade caos al mundo y a la amenaza nuclear. ¿Por qué? Porque así lo dicen las matemáticas.
¿Cómo capta Argentina a sus jugadores de fútbol? Responde en Coaches’ Voice Gabriel Rodríguez, coordinador de las inferiores de River Plate. El país campeón del mundo tiene la mejor cantera lejos y no es casualidad, sino mucho trabajo y también un poco de suerte y, oh, también algunas mentiras por el camino, como aquella vez que hubo que decir algo falso para fichar a un jovencísimo Julián Álvarez, hoy estrella total en Inglaterra y la irrupción más grande en Primera División en al menos una década y media.
Turismo del fin del mundo. Sara Clemence cuenta en The Atlantic sobre los turistas “de última oportunidad” que copan la Antártida con “el deseo de ver un lugar antes de que desaparezca, incluso si eso significa ayudar a acelerar su desaparición”. Vivimos tiempos bastante idiotas.
Una crítica. Alonso Días de la Vega habla en Gatopardo sobre el –eterno– retorno de Indiana Jones. “Lo que desea la compañía más poderosa del cine estadounidense, como un hoyo negro, es succionar las carteras y de paso los imaginarios de la audiencia, a la que está educando con cada película nueva para convencerla de que solo sus imágenes son cine: todo lo distinto, es decir, lo que no zarandee al público, lo que no exprima franquicias y catálogos de otras compañías hasta que ya a nadie le gusten, es una abominación”.
Una lección de historia. Un candidato a Senador se hace del rogar y, gracias a su decisión, acabamos con un presidente que es supremacista blanco. Esta es la historia de las elecciones estadounidenses de 1916, donde ganó el demócrata Woodrow Wilson. Escribe Jeff Greenfield para Politico.
El oso curioso. ¿Por qué The Bear es la mejor serie del año? Escribe Sofía Téllez una gran reseña de la segunda temporada, que expande los mitos del universo Berzatto y nos vuelve a enseñar Chicago como nadie. Además, Carina Chocano en el New York Times señala cómo la serie exhibe como pocas el caos y la precariedad del trabajo moderno. Y, por último, con ustedes, Jeremy Allen White, el Timothée Chalamet de la clase trabajadora.
El bigote y el desierto
Los anglosajones, los españoles, todos, todxs ven a Alberto Laiseca y se preguntan como nosotros: por qué carajo su obra es tan difícil de conseguir. Escribe Manuel Antonio Castro Córdoba en Asymptote Journal:
Como lector y admirador de Laiseca, no me desespero en este sueño suyo. Piglia dice en su prólogo a Los Sorias que todos los clásicos del underground argentino tardan unas tres décadas en alcanzar el reconocimiento que merecen. Veintiún años después de la publicación de Los Sorias, creo que ha llegado el momento de que esta novela encuentre lectores.
Me informan amigos del norte que la legendaria novela de Laiseca –la más extensa de la historia literaria argentina– será traducida al inglés pronto. El mundo editorial, entre otras tantas cosas, nos debe una reedición de un clásico que es imposible –salvo que tengas de sobra unos mil dólares– de conseguir, incluso en las catacumbas del internet.
La muerte lenta de Kundera. «En septiembre del mismo año [2022], Vera le dice al marido de Noiville, entre lágrimas: “Ya no puedo más. Ya no habla. Ya no reacciona. Ya no está aquí”», cuenta Marc Bassets en El País en su despedida del escritor checo que a tantos maravilló y a mí me parece bastante medianito, por ser generoso.
Los estafadores van a existir mientras exista la humanidad. Esta historia es poderosa, porque habla del caso de una mujer que se creyó lo que le dijo un hombre por internet —y se enamoró. El amor se inventó, esto lo dijo Don Draper antes y mejor, para producir y generar dinero, pero vaya que las distorsiones son potentes. “El estafador en mi sillón”, de mi admirado Carlos Barragán para The Atavist.
Un descubrimiento. Se publicaron los cuentos completos de Jesús Gardea. Los reseña Rafael Lemus en Gatopardo:
Hablar de Gardea es hablar, antes que nada, de su insólita prosa. Léase cualquiera de estos relatos y ya se verá de inmediato que algo no funciona ahí o funciona de otro modo. Véase: la puntuación bailotea de manera extraña, los predicados se anticipan neciamente a los sujetos, los verbos aparecen y desaparecen a su antojo, los diálogos están armados con una lengua que nadie habla y cada frase se estrella –como un planeta aparte– contra la frase que sigue. Además: es lento el ritmo, son obsesivas las descripciones y es choqueante el encuentro de tanta aridez y tanta poesía. Ya otros han dicho que andar por esta prosa es un suplicio. A mí las más de las veces el recorrido me parece, si no una fiesta, sí un acontecimiento. Sobre todo esto: como Gardea renuncia en todo momento a dejarse llevar por la inercia, es imposible anticipar su siguiente movimiento, el adjetivo o la imagen que viene, y el mundo va apareciendo asombrosamente ante nosotros, sorpresa tras sorpresa, casi siempre colmado de luz y comas y silencio.
Graciela Mochkofsky escribe en la New Yorker sobre el largo arco del Mario Vargas Llosa intelectual, que como todos sabemos tiende a la derecha: de las tempranas defensas de la Revolución cubana hasta su desconcertante –incluso para los que sabemos que es un escritor bastante conservador– apoyo a Bolsonaro en Brasil.
En la renovada Bookforum, que volvió con un nivel extraordinario, Christian Lorentzen publica un ensayo sobre las novelas de Don DeLillo dedicadas a la Guerra Fría, sus consecuencias y su época.
Y una Historia abreviada del ocio, por María Sonia Cristoff para la Revista Oropel.
Posdata. Empecé un programa sobre ciencia en SinEmbargo MX. Ya hablamos de nebulosas y del origen del universo en el primer episodio. Pronto hablaremos de ovnis, aliens y Tenochtitlan antes de la Conquista. Si les interesan esas cosas, bienvenides sean, podrán ver los estrenos de Galileo cada viernes acá, en Estudio B.
—Manu.