La locura es poder ver más allá
Josh Cavallo: valentía y orgullo. 70 años de Charly García y Federico Moura. El sol como nunca lo vimos. Rachel Pearson sobre los niños que son hospitalizados por COVID.
¡Qué milagro, lectores!
Después de unas semanas que nos tomamos de descanso –algunos de ustedes sabrán que engrosé las filas de los contagiados por coronavirus, del cual ya estoy recuperado– este newsletter regresa con algunas recomendaciones pendientes y con la misma intención de siempre: transmitirles mi entusiasmo no solicitado por cosas que leí, vi, escuché o escribí, con la intención de que ustedes las disfruten –o las sufran– tanto como yo.
Bienvenidos, otra vez y siempre.
Cerca del sol que quema de amor
Joshua Cavallo tiene 27 años. Es futbolista profesional y juega en el Adelaide United de la Liga de Australia. Esta semana, se convirtió en el primer jugador en activo en un equipo de primera división en declarar públicamente que es gay.
“La gente que me conoce personalmente sabe que soy una persona reservada. Mientras crecía, siempre sentí que necesitaba esconderme porque me sentía avergonzado. Avergonzado de que nunca podría hacer lo que amo y ser gay. Escondiendo quién soy realmente, para perseguir el sueño que siempre deseé de niño. Jugar fútbol y ser tratado por igual nunca se sintieron como una realidad”, escribió y habló a la cámara en su publicación en Instagram este miércoles.
“Estoy muy orgulloso de poder decir públicamente que soy gay”. Su equipo inmediatamente lo apoyó. “El Adelaide no es solamente un club de fútbol, sino también la encarnación de una comunidad inclusiva, que respalda a una persona valiente y extraordinaria”, señalaron en un comunicado.
Jugadores como Gerard Piqué y Antoine Griezmann –ambos campeones del mundo, por cierto–, clubes como el Liverpool y la Juventus; la Premier League y otros deportes, como el legendario basquetbolista Pau Gasol; miles de personas en los comentarios, de todo el mundo, han festejado y respaldado este gesto histórico y, tristemente, inédito en el deporte a nivel mundial.
Es uno de los grandes pendientes que tenemos en el balompié. Esta semana dimos un paso en la dirección correcta. Escribe Cavallo:
En el fútbol sólo tienes una pequeña ventana para alcanzar la grandeza y declarar [mi orientación] públicamente podría tener un impacto negativo en mi carrera.
Como futbolista gay, sé que hay otros jugadores viviendo en silencio. Quiero ayudar a cambiar esto, enseñarles que todos son bienvenidos en este juego y que tienen el mismo derecho de ser ellos mismos, de forma auténtica.
El mensaje de Cavallo es importante. Llegamos tarde, pero tenemos que llegar. En este deporte cabemos todxs. El fútbol, aunque a veces no lo parezca, aunque muchas veces no lo sea, es el sitio por antonomasia para acercarnos a los otros, a las otras, a les otres. En el verde césped, en las tribunas, en nuestras casas. Nos merecemos ese fútbol. Hay que construirlo juntos.
La indómita luz se hizo carne en mí
Nuevas imágenes del Perseverance, la maquinita de la NASA que está analizando la superficie de Marte, el planeta donde también hay días nublados y polvo:
¿Sabían que en Etiopía los años duran 13 meses?
La división ideológica en Estados Unidos está tan fuerte que incluso uno de los pensadores conservadores menos catastrofistas dice que la crisis podría desembocar en algo parecido a una guerra civil. Escribe Robert Kagan en el Washington Post: “La crisis constitucional ya está aquí”.
Los centennials no saben utilizar directorios ni cómo se guardan los archivos en una computadora de forma interna y eso es un grave problema. Escribe Monica Chin en The Verge.
¿Qué pasa cuando un niño tiene que ser hospitalizado por COVID-19? Escribe Rachel Pearson para la New Yorker.
Josh Spector nos da 40 recomendaciones para escribir mejores correos electrónicos —y para mejorar nuestra calidad de vida un montón. Un ejemplo: “Si un mensaje es verdaderamente urgente, no debería ser enviado por email”. ¿Otro? “La mejor manera de que te respondan una pregunta por mail es terminar tu mail con esa pregunta”.
Al menos el 85% de la población mundial se ha visto afectada por el cambio climático inducido, así es, por el ser humano, concluye un estudio del que escriben Annabelle Timsit y Sarah Kaplan en el Post.
El astrofotógrafo –qué linda profesión– Andrew McCarthy le tomó 100 mil fotos al sol, a nuestro sol, para poder armar una imagen de 230 megapixeles, una de las más detalladas de nuestra estrella reina. ¿Desde dónde capturó semejante detalle? Desde el patio trasero de su casa, cuenta Jessica Stewart en My Modern Met:
Adrienne LaFrance argumenta en The Atlantic por qué Facebook es la autocracia más grande del mundo y por lo tanto la plataforma, al igual que Mark Zuckerberg, deben ser tratados como un poder extranjero hostil.
Se ve que el primer ministro de Camboya tiene mucho tiempo libre: el tipo se la pasa entrando a reuniones de Zoom de la oposición para reventarlas, revela un reportaje de Bopha Phorn y Shaun Turton en Rest of the World.
Este mundo extrañara por siempre la película que vi un vez
En ese cúmulo de coincidencias cósmicas, el 23 de octubre de 1951 nacieron Charly García, quizá el artista más grande que dio Latinoamérica, y Federico Moura, dos leyendas del rock argentino y del continente.
Charly, que cumplió 70, fue homenajeado en vida, como deben ser los homenajes que importan, el sábado mismo. Poco hay que decir de García que no se haya dicho ya y no intentaré hacerlo. Sus canciones han empapado mi vida, como la de muchísima gente, desde que lo descubrí muy pronto en la secundaria. Para mí, la cumbre del rock en español está en sus discos ochenteros y en Serú Girán, el súper grupo que formó a finales de los setentas con David Lebón, Pedro Aznar y Óscar Moro.
De Charly lo primero que me rompió la cabeza fue Confesiones de invierno, que hizo con Nito Mestre bajo el nombre de Sui Generis. “Solamente muero los domingos/ y los lunes ya me siento bien”:
Pero Charly también fue para mí la puerta al resto. Fito Páez, Luis Alberto Spinetta, Mercedes Sosa. Luego vinieron Sumo, el Indio Solari, incluso Andrés Calamaro.
El sueño de un sol y de un mar
Y una vida peligrosa
Cambiando lo amargo por miel
Y la gris ciudad por rosas
Y, por supuesto, el único himno del que voy a estar enamorado:
La indómita luz
Se hizo carne en mi
Y lo dejé todo por esta soledad
Y leo revistas
En la tempestad
Hice el sacrificio
Abracé la cruz al amanecer
Rezo, rezo. Rezo por vos
De Federico, el David Bowie argentino, como lo calificó en su momento un amigo mío, el cariño es muy parecido. El cantante de Virus, una banda hermosa y poco conocida fuera de Argentina, murió jovencísimo, con apenas 37 años, en 1988.
Con las canciones de Federico y Virus entendí que estaba bien ser diferente. Que estaba bien querer otras cosas. ¿Fue mi primer crush juvenil? Quizá. Pero en ese entonces no tenía ni idea. De Virus son las canciones más sensuales y tienen además el himno amoroso por excelencia (¿Qué hago en Manila?). Hay que festejarlos siempre. Es decir, oírlos:
En el espejo, reflejos
Viajeros
Un apagón sentimental
La ruta pasa
Vuelve el deseo y la ansiedad
De este cuerpo
Mi boca quiere pronunciar
El silencio
Un remolino mezcla
Los besos y la ausencia
Imágenes paganas
Se desnudan en sueños
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—Manu.