Flores en el espacio
Océano es nombre de poeta. El insoportable Viñas. Adiós al iPod y ciao al aborto (en EU). Looney Tunes, Fórmula 1, nazis y automóviles. TikTok y el post-Big Bang.
Hola, y solamente hola, a quien no haya comprado –o crea en– un NFT.
Bienvenides, y solamente bienvenides, aquellxs que puedan decir sin ninguna duda que alguna vez soñaron con plantar una flor en un lugar que no fuera la Tierra.
Un poeta migrante
Ocean Vuong es uno de mis poetas favoritos. Quizá mi favorito en inglés. Descendiente de vietnamitas –su madre nunca conoció otro idioma–, estadounidense y ganador de una beca MacArthur para genios, ha incursionado en los últimos tiempos en la novela.
El poeta queer escribe:
«Me atravesás como una lluvia
que se escucha
desde otro país.
Sí, tenés país.
Algún día, lo van a encontrar
buscando barcos desaparecidos…»
(Traducción de Ezequiel Zaidenwerg).
El pretexto que trae Vuong a este newsletter de exiliados es la publicación de su última obra, “Time is a mother” (“El tiempo es mi madre”), su nuevo libro de poemas después de lanzar la novela “En la tierra somos fugazmente grandiosos”.
Dos textos sobre el tema:
Escribe Lisa Allardice en The Guardian que Ocean –vaya nombre para un migrante, Océano– les dice a sus estudiantes en la Universidad de Nueva York (NYU): “Si quieren estudiar literatura, estudien la guerra. Porque desde que han existido los soldados han existido los poetas”.
Y escribe Hua Hsu en The New Yorker que Vuong dice: “Me di cuenta, mirando estos poemas, que siempre he estado en duelo y quizá sea algo específico para mí, quizá es algo a lo que mi generación está bastante acostumbrada. Vas del 11 de septiembre a la recesión a la epidemia de drogas”.
Mi recomendación: lean a Ocean Vuong.
«En el museo del corazón
dos personas sin cabeza construyen una casa en llamas.
La escopeta siempre estuvo sobre la chimenea.»
(Traducción de Ezequiel Zaidenwerg).
Dos cuentos argentinos
El escritor y crítico literario argentino David Viñas nunca fue de mis preferidos. Sus apariciones frecuentes en los diarios de Piglia (ejem, Emilio Renzi) me enervaban. Pero la verdad que después de leer este cuento suyo, Sábado de gloria en la capital (socialista) de América Latina, algo hizo click.
Acá lo pueden leer. Si necesitan un empujoncito como yo, al cuento le dieron el siempre exagerado y risible apodo de “el aleph pop”.
Ah, y ya que estamos en el tema, salgámonos del cánon: acá también se puede leer un cuento de Tomás Mark, Estoy en eso. El muchacho nació (juju) en 1997 en Buenos Aires. Para convencerlos: está cortito y la verdad que no queda a deber. Los mejores 7 minutos de su fin de semana.
El viaje final hacia la tierra
Los investigadores de la NASA, por primera vez en la historia, plantaron una planta, la Arabidopsis thaliana, en muestras de material proveniente de la superficie lunar por los lols para saber si podríamos usar eventualmente la superficie de nuestro satélite para sostener vida más allá de unos meses.
En 2015, ya nos habían enseñado que la Estación Espacial Internacional podía sembrar y hacer florecer unas plantitas muy bellas. Nada como una flor en el espacio para recordar la inmensidad y la soledad de nuestra especie.
La selección de la semana (o del mes)
Así se olvidaron “convenientemente” los alemanes de que sus principales productores de automóviles –Mercedes, BMW, Porsche– le deben su éxito de origen a los nazis. Ah, y además, no van a disculparse por nada que hayan hecho en su pasado. Escribe David de Jong en el New York Times.
Premio al titular más optimista de la semana. “El planeta se quema, el país se estanca y esta democracia ya no sirve”, de Alejandro Galliano en eldiarioar.
El iPod, seguramente el dispositivo que le cambió la vida a mi generación, se despide, 450 millones de ventas después. Fare thee well.
Los bosques tropicales, vitales para que el planeta no se vaya a la mierda próximamente, fueron destruidos a una tasa de 10 campos de fútbol por minuto en 2021, reporta CNN. Bamos vien.
«Zelandia es todo un continente oculto bajo las aguas del Pacífico (…). El séptimo continente, que aún no figura en los libros de texto, se separó de Australia y de la Antártida hace unos 80 millones de años», escribe Laia Alegret en The Conversation.
El aborto legal en Estados Unidos está a punto de llegar a su fin. Cada vez el imperio americano parece más una república bananera que tan bien supo cultivar en tierras extranjeras. Venganza irónica del destino. Escribe la genial novelista Margaret Atwood: Si la mitad de la población no puede decidir sobre su cuerpo y su salud, se trata de esclavismo.
Escribe sobre el mismo tema Adrienne LaFrance en The Atlantic. Incluso desde un argumento conservador, criminalizar el aborto sería terminar con la idea misma de Estados Unidos, con la experiencia de ser americano.
¿Qué pasa con los paisajes de los looney tunes si les quitamos a los looney tunes? Nos quedan paisajes neorrealistas súper siniestros.
Hermoso gráfico de cómo las nuevas reglas de la Fórmula 1 han cambiado el deporte como nunca en 40 años. Todo interactivo, para los que no sabemos nada podamos entender qué onda.
Casi en nada estoy de acuerdo con el texto, pero es bueno cuestionarse lo que damos por hecho, no como conspiranoicos, sino con argumentos sólidos. Reconsiderar la teoría del big bang podría ayudar a salvarnos del fin del mundo, plantea James Gallagher en este bello ensayo para Document Journal.
TikTok tiene muchos problemas. Uno de los principales es que la personalización de los algoritmos es tan específico y tan poco transparente que no sabemos ni cómo ni cuánto –sí sabemos que mucho, pero no qué tan mucho– puede influenciarnos para mal con fake news o con propaganda de cualquier tipo. Escribe Ezra Klein en el Times.
Gracias por leer. O, al menos, por fingir leer. Es igual de valioso.
Si llegaron hasta acá, no olviden compartir este newsletter con otras personas. Entre más lejos llegue más oportunidad de presumirlo con mis amigues.
Siempre suyo
—Manu.